Captan por primera vez en 30 años a un lince en Madrid

 

Por primera vez se ha conseguido fotografiar a un lince en la Comunidad de Madrid. Las imágenes las tomó un conductor del municipio madrileño de Sevilla La Nueva, situado al suroeste de la capital, el pasado domingo. Regresaba a 21.30 horas a su casa en coche con su mujer, cuando, de repente, un lince cruzó por delante del vehículo en el que viajaban, a unos 50 metros de distancia. El animal no escapó y se detuvo en la cuneta. “Paramos el coche, lo arrimamos al borde de la carretera, y allí estaba, tan tranquilo, mientras que nosotros no dábamos crédito; yo sigo abrumado cuando pienso en ello”, describe Manuel Gallego. El felino los contempló durante unos dos o tres minutos, en los que ni siquiera acertaron a tomar un vídeo en condiciones “por los nervios”.

Desde el coche observaron como el lince, “alto, finito y un poco destartalado [por ser un ejemplar joven]”, se alejaba en dirección contraria. “Pasó a un metro de la puerta del copiloto y clavó la mirada en mi mujer, fue muy emocionante”, añade. Finalmente, el animal rodeó el vehículo por la parte de atrás, y enfiló hacia el campo, metiéndose entre las matas con un par de saltos. La zona, situada a 40 minutos del centro de Madrid en coche, es idónea para acoger a los linces, tranquila, con fincas en buen estado de conservación, espacios protegidos y población abundante de conejo, base de la alimentación del felino.

Tanta fue la sorpresa, que Manuel Gallego, a pesar de ser “plenamente consciente” de que era un lince, consultó con expertos “por si acaso” se le había escapado algo. “No nos lo podíamos creer”, se excusa. La buena suerte los acompañó en todo momento, porque circulaban cerca de una zona residencial a poca velocidad, unos 50 kilómetros por hora, y no hubo riesgo de atropello, la principal causa de muerte de la especie en libertad.

El ejemplar puede provenir de la vecina Castilla-La Mancha, de la población de los Montes de Toledo, uno de los casos más exitosos en la recuperación del lince. El crecimiento de la especie ―que continúa en peligro de extinción― propicia que cada vez haya más avistamiento de linces. El último censo eleva a 1.668 ―1.105 adultos o subadultos (entre uno y dos años) y 563 cachorros― el número de ejemplares en libertad en 2022, con 300 individuos más que el año anterior.

Gallego ha vivido entre Villaviciosa y Sevilla La Nueva “toda la vida”, es cazador y está acostumbrado al campo y a ver a todo tipo de animales, pero esta experiencia le ha impactado. “Los cazadores tenemos muy mala fama, pero yo me considero conservacionista y pienso que tener linces es un privilegio y verlos crecer aquí sería maravilloso”, explica. Quizá se consiga, pero primero es necesario que se establezca algún individuo y, hasta el momento, se ha conocido el paso de algún ejemplar, pero de forma fugaz. Isabel Díaz Ayuso anunció en el debate de la región de 2022 la puesta en marcha de un plan de recuperación de la especie. De momento, se han estudiado dos áreas de reintroducción: la zona del monte del Pardo, en el parque regional de la Cuenca Alta del Manzanares, y las cuencas de los ríos Alberche y Cofío. En este último entorno es donde apareció el lince el domingo.

Luis del Olmo, director general de Biodiversidad y Recursos Naturales de la Comunidad de Madrid, indica que esta noticia corrobora su opinión de que “el lince va a entrar en Madrid por su propia evolución natural y, fundamentalmente, desde Castilla-La Mancha, por lo que tenemos que estar preparados para ello”. Los técnicos están buscando indicios de la presencia del ejemplar en el campo, como excrementos y huellas. De momento, no saben si ha vuelto a salir o se ha quedado en la región. “Madrid tiene buenas condiciones para acoger a la especie del suroeste al sureste, un hábitat adecuado y alimentación suficiente”, concreta Del Olmo.

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